lunes, 29 de noviembre de 2010

¿Mal diseño o encargo imposible?

Recientemente se ha ¿celebrado? ¿conmemorado? el día internacional contra la violencia de género.
Un día para recordar al mundo el problema existente a ese respecto y para olvidarlo el resto del año, un día para que los políticos se hagan la foto y se gasten millonadas en campañas publicitarias.
Una de esas campañas, la realizada por la comunidad de Madrid, aún puebla las marquesinas del metro y otros lugares similares.
Esta campaña tiene la forma de carteses divididos en dos partes. Una superior que ocupa algo así como un tercio del afiche en la que se ve el rostro de un hombre con mas cara de víctima que de maltratador y la frase "Eres mía", y el resto del cartel con la imagen de una mujer colocando sus brazos sobre los hombros de otra (A ninguna de ellas ses les ve el rostro) para consolarla, aunque más bien parece que la esté estrangulando, y la frase "No eres suya".
Hay otros carteles similares, con diferentes fotografías y frases (escritas por cierto en caja baja, saltándose las normas de ortografía) pero manteniendo la misma idea.
Cuando la ví pensé que no es una buena campaña, incluso es mala, y es así por diferentes motivos.
Desde un punto de vista meramente formal no llama la atención, es monótona, fría y sosa, su gama cromática es limitada y no llama la atención. La imagen del supuesto maltratador no es más que el rostro de un hombre que igualmente podía estar anunciando cereales o loción de afeitar, el apartado destinado a la mujer maltratada tiene tanto aspecto de foto de estudio, tan carente de emoción que dudo que cualquier maltratador se plantee dejar de serlo por ver este cartel, del mismo que pienso que ninguna mujer se atreverá a traspasar la fuerte barrera del miedo por que se lo diga una campaña de la comunidad de Madrid o de cualquier otra institución.
Pensé que de nuevo las instituciones habían gastado su dinero en campañas inútiles y me vinieron a la mente algunas anteriores de igual o peor eficacia, siempre desde mi punto de vista.
Por ejemplo una del extinto ministerio de igualdad, especialista en campañas costosas y mal diseñadas, cuyo lamentable lema es "Sácale tarjeta roja al maltratador"
Así sin más, escrito con un enorme cuerpo de letra pero no tan grande como el logotipo del ministerio que casi se convierte en el motivo principal del poster.
A este cartel acompaña una extensa serie de videos y fotografías en donde famosos de todo tipo se dejan ver con gesto circunspecto y una tarjeta roja en las manos.

¿Alguien ha pensado realmente que esta campaña conseguiría reducir las tristes cifras del maltrato en este país? ¿Habrá una sóla persona que denuncie, se defienda o abandone una actitud violenta sólo por ver al famoso de turno enseñando una tarjeta roja?
El mero hecho de basar una campaña institucional, que es la imagen de un ministerio, en un juego deportivo es no sólo ineficaz sino incluso peligroso. ¿Nadie se dió cuenta de que comparar el maltrato y los crímenes sexistas con el fútbol es una frivolidad que ridiculiza a las víctimas e incluso envalentona a los criminales?
Por si fuera poco, acompaña a esta iniciativa una página web en cuya home podemos leer literalmetne:

1. DESCÁRGATE TU TARJETA ROJA.
Para unirte a esta causa, sólo tienes que pulsar el botón "Descargar" y obtener tu tarjeta roja que podrás imprimir en tu casa.
2. HAZ UNA FOTO.
Plántale cara al maltratador haciéndote una foto con tu tarjeta roja.
3. ENVIÁNOSLA.
Pulsa el botón "Enviar foto" y sigue las instrucciones para adjuntar el archivo.

Sencillamente patética, sobre todo sabiendo que viene de una institución tan importante como un ministerio que con esta idea convierte a las mujeres maltratadas en objetos de burla al sugerirles que luchen contra el maltratador que las acosa, agrede y en algunos caso asesina, enseñando una tarjeta roja. Como si la vida fuese un momento entre partido y partido, y no al revés.

Acuden más campañas similares a mi memoria y todas igualmente fallidas e inútiles, y eso me lleva a pensar que, salvo en el caso de la dichosa tarjeta roja, puede que la culpa no esté por una vez ni en el diseñador o creativo ni en el cliente, sino en el propio motivo del encargo.
El maltrato, la violencia contra las mujeres (o contra los hombres, que también existe) es un mal tan terrible, tan arraigado en nuestra sociedad desde hace tantos años (Mucho antes de que la prensa se encargara de ella a diario buscando más el incremento de la audiencia que el decrecimiento de las fatídicas cifras que nos repiten una y otra vez) que no se puede luchar contra ello con campañas publicitarias, por muy buenas que sean, por mucha sabiduría que el diseñador aplique en su realización. No al menos mientras no se busque un punto de vista nuevo y original.
Para preparar esta entrada he buscado en internet campañas alusivas al mismo tema y he encontrado infinidad de ejemplos que constatan mi argumento, por diferentes motivos, pero por dos principales.
En primer lugar ningún maltratador dejará de serlo por ver un cartel y ninguna mujer se atreverá a enfrentarse a su agresor sólo porque se lo dice una foto en una pared, eso es algo tan obvio que no debería ser preciso recordar.
En segundo lugar actua de nuevo la constumbre como elemento sustancial en el éxito de un producto de diseño. Lo queramos o no estamos saturados de información, o más bien de cifras sobre los casos que van apareciendo, y eso nos insensibiliza. El exceso de menciones de este problema da lugar a que nos hayamos acostumbrado, a que desgraciadamente se haya convertido en algo arraigado en nuestra cotidianeidad, y por ello pasamos ante un cartel indiferentes, pensando en otro asunto.
Para que una campaña de este tipo surja efecto debe cambiar su orientación, apartarse de la imagen de la mujer con el ojo morado y del hombre con expresión iracunda, todos sabemos en qué consiste la violencia sexista, de nada sirve que una vez más nos muestren la misma imagen, hay que explorar nuevas vías, centrarse en otros aspectos del problema e incluso buscar un nuevo público, centrarse tal vez en los jóvenes que pudieran llegar a ser las víctimas o los agresores del mañana, educándoles a ellos se solucionará en gran parte el problema.
Relativo a esto quiero terminar alabando dos iniciativas de diseño llevadas a cabo en diferentes momentos pero que a mi entender han explorado caminos diferentes al resto para alcanzar un mismo objetivo.
Una es reciente, proviene también de esferas ministeriales y ha nacido en el estudio de Alberto Corazón.
Es algo tan sencillo como un eslogan ocurrente, "MachisNO", representado gráficamente de forma sencilla, sobria pero contundente.
Esta campaña no habla de maltratos, de muertes, de ayuda a las víctimas ni de castigo a los violentos, sino que va directamente a la raiz, al machismo, que es origen del problema.
Este eslogan y su representación gráfica puede ser impreso en forma de camisetas, adhesivos y chapas, lo cual puede ayudar a que se propague entre jóvenes que lo lleen siempre visible, por su fuerza visual y su mensaje contundente. De este modo el mensaje de rechazo al machismo, de una forma casi inconsciente, puede calar entre los jóvenes y así evitar males mayores a largo plazo.
La otra campaña es más antígua en el tiempo aunque de vez en cuando vuelve a la palestra. Comenzó su andadura de mano de la federación de mujeres progresistas pero ha sido utilizada más veces por diferentes colectivos.
Es algo tan sencillo como un cartel horizontal dividido en dos mitades, la una rosa casi magenta (siempre esos colores, siempre, hasta saciar) en la que se encuentra el poderoso lema "El amor no es la ostia" y en la otra mitad, sobre fondo verde, la imagen de una mano con un guante de boxeo entregando un ramo de lirios.
Es una buena campaña pues no habla del maltrato directamente, sino de como algunos maltratadores cambian su actitud tras su acción sirviéndose del miedo para obtener el perdón de la vícitima y que de este modo así no denuncie.
Es un cartel contundente en la gráfica y en el mensaje.
Esa frase "El amor no es la ostia" llega directamente a los jóvenes acostumbrados a ese tipo de lenguaje que captarán rápidamente el doble sentido y la harán suya, convirtiéndola con suerte en un leitmotiv.
Es como digo una buena campaña pero con un pero, y un pero muy grande.
Ostia, escrito así, sin h, es según la R.A.E.

(Del lat.  ostrĕa)
1. f. ostra.

Porque eso es una ostia, una ostra, además de un antíguo asentamiento romano en Italia.
Es increible que ninguna de las personas por las que pasara el cartel antes de ser impreso se diera cuenta de tamaña falta de ortografía.
Ni quien lo diseñó, ni el ministerio, ni la imprenta, nadie fue capaz de ver que el cartel y toda la campaña se basaba en una tremenda falta ortográfica. 
Aún hoy se sigue usando esta campaña y nadie ha corregido el error.
Así funciona el diseño en este país.


Para concluir dejo algunos ejemplos de campañas nacionales y de otros países que, siempre desde mi punto de vista, nacieron con una loable intención pero condenadas al fracaso.


Otra  más con famosos
 Vale para una señal de tráfico o para una cajetilla de tabaco.
 Un juego de palabras pueril, impropio de Amnistía internacional.
 Demasiado confuso para que alguien se pare a leer.
 ¿Es necesario el fondo de flores y degradados?
Magenta rosáceo, siempre el mismo color, no hay innovación, no hay nada que se salga de la rutina gráfica.
¿Realmente importa por qué pega el agresor?

Enlaces de interés:
Un sátira inteligente de una campaña que no lo es
La campaña de la tarjeta roja
La web de Alberto Corazón