miércoles, 2 de febrero de 2011

Insinuación contra exhibición

Hasta el 28 de marzo de este año, se expone en la Fundación AISGE ( Ruiz de Alarcón 11) un pequeña muestra de la inmensa colección de carteles de cine del actor Lucio Romero, en este caso todos de cine español.
Al contemplar la exposición, donde tuve el placer de entablar una agradable conversación con el coleccionista, fui consciente de que estaba ante una forma de diseñar que está desapareciendo.
la exposición es una muestra el trabajo de cartelistas que desarrollaron su trabajo desde los años veinte hasta los setenta, todos antes de la era del photoshop, y eso se nota. Se nota no sólo en el trabajo pictórico de cada autor, en el uso del color propio de cada época o en cómo ha cambiado la tipografía, sino en la forma de contar. Allí hay carteles de películas como Vivan los novios, Usted tiene ojos de mujer fatal, Ese oscuro objeto del deseo o El discreto encanto de la burguesía, en los que no aparecen los rostros de los actores, ni siquiera imágenes de la película, sino que sus diseñadores realizaron un trabajo conceptual, basándose en la idea que debían transmitir, más que retratar a los protagonistas como es tendencia actualmente.
 Carteles conceptuales (click para ampliar)

Sin mostrar una sóla imagen de la película, aquellos carteles contaban al espectador qué tipo de historia encontraría al ir a verla, hablaban del estilo, de la atmósfera, del género y de las sensaciones que esperaban dentro de la sala del cine. No hacía falta mostrar los rostros de los actores, ni alguna escena clave, aquellos carteles sugerían, insinuaban, no desnudaban la película antes de ser vista.
La llegada de las nuevas tecnologías informáticas influyeron en los creadores de carteles que comenzaron a sustituir la leve insinuación de aquellos afiches de antaño por una bofetada de sobreinformación, de reclamos en forma de rostros de actores famosos, cuantos más quepan en un cartel mejor. Es una forma de diseñar inducida, casi impuesta por los muchos carteles que nos llegan de Hollywood y que son un fiel reflejo de su forma de hacer cine donde apenas hay lugar para la sugerencia y todo es explícito, sin matices.
Afortunadamente no está todo perdido y aún podemos encontrar carteles de cine que, buscando la creatividad por encima de la manipulación fotográfica, acompañan a grandes películas siguiendo aquella forma de diseñar. Sirvan como ejemplo casi todos los carteles de las películas de Almodovar, los magníficos carteles de Ivan Zulueta y alguno más. También dentro del cine norteamericano actual encontramos honrosas excepciones, como el de la última película de Woody Allen, You will meet and dark and tall stranger que cuenta con varias versiones según el país y que en España ha sido diseñado por Barfutura, los diversos posters de Black Swan de Aronofsky y el de For colored girls entre otros.





 
En el cine español, echando un vistazo a la cartelera actual, nos encontramos con un debate entre el diseño conceptual de películas como Buried de Rodrigo Cortés que tanto recuerda a los trabajos de Saul Bass y el de Carne de neón, que sin ser un mal cartel opta por la exhbición de los actores y el ambiente, abiertamente, sin matices, al estilo norteamericano. Ganan los carteles explícitos por apabullante mayoría.
 

Pero si existen diseñadores maestros en el arte de sugerir con un cartel de cine, esos son los cubanos y los polacos.
Los diseñadores cubanos, durante mucho tiempo, no contaron con más información sobre la película que debían ilustrar que el título. Ni argumento, ni fotogramas ni interpretes, su único dato era el título. Eso dio lugar a que crearan obras conceptuales que debían ser lo suficientemente ambíguas para atraer al espectador sin que este resultara defraudado al ver la película. Un tour de force para cada nuevo cartel que produjo obras maestras.
Carteles de cine cubano.


El caso de los polacos es diferente, ellos si conocen las películas y los datos, pero por algún motivo que desconozco, las películas extranjeras se estrenan en Polonia con carteles rediseñados por artistas del país en los que dan rienda suelta a una creatividad que ha producido obras maestras, del todo alejadas de los carteles originales, pero siempre fieles al concepto original de la película.

Carteles polacos de: Christine, Cowboy de medianoche, Regreso al futuro, Atracción fatal y Gremlims

En diseño, la diferencia entre sugerir y exhibir es la que hay entre erotismo y pornografía, lo primero invita, atrae, lo segundo hastía, en ocasiones repele. 
Los diseñadores debemos tener muy presente esa premisa a la hora de diseñar elementos gráficos que deban atraer al quien los vea hacia un determinado producto. Si en el embalaje de un perfume se fotografiaran todos los elementos que lo conforman, Teniendo en cuenta que se utilizan elementos como el ambar gris que es una secreción biliar del intestino del cachalote ¿lo compraría alguien?
Los grandes diseñadores siempre han tenido muy presente esta norma no escrita, sobre todo a la hora de promocionar elementos intengibles, como el cine, el teatro o la literatura y debe ser tenido en cuenta por todo aquel que intente desarrollar dignamente esta profesión.
No sólo en el cine se muestra tan clara la diferencia entre la insinuación y la exhibición. Las portadas de libros, por su clara cercanía al cartel de cine, experimentan por igual el abuso del exbicionismo gráfico especialmente en los llamados best seller. Aún así, este es un campo del diseño que aún mantiene su dignidad pero sin llegar a la altura de las obras maestras que a lo largo de la historia ha producido, como las portadas que durante años diseñó para Alianza Editorial Daniel Gil (A quien pienso dedicar una entrada en este blog), puro ejercicio de diseño a través del concepto. Las cubiertas de Daniel Gil conducían las manos del lector hacia los libros expuestos en las librerías, apetecía verlas de cerca, contemplarlas y descubrir qué ofrecía ese tomo, comprándolo. De muy pocas portadas de libros actuales se puede decir algo así.




 Unas pocas de las muchas portadas diseñadas por Daniel Gil

En definitiva, en este mundo saturado por la imagen, por la exhbición contínua, conviene de vez en cuando prescindir de lo obvio y tan solo insinuar, los resultados pueden ser sorprendentes, y si no que se lo pregunten a una empresa como Congelados La Sirena, que multiplicó sus ventas cuando Morillas Bran Design eliminó las fotografías de las cajas en las que se vendía su línea de productos dirigidos a compradores más jóvenes. Cajas blancas con el contenido escrito en tipografía de palo seco a gran tamaño, sólo eso, sin fotografías, sin dibujos, sugiriendo, y las ventas se multiplicaron.


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