jueves, 14 de abril de 2011

De colores


A principios de este año se presentó al público el que será el logotipo de las olimpiadas de Río de Janeiro 2016.
Como suele ocurrir en estos casos, la noticia derramó ríos de píxeles en internet pues todo el mundo quería dejar clara su opinión sobre el diseño, y cuanto antes mejor.
Como mi primera opinión no coincidía con la mayoría, he querido dejar pasar un tiempo antes de hacer ningún comentario por si cambiaba de parecer al acostumbrarme al logo, pero no ha sido así.
El logotipo de Río 2016 ha contado con el beneplácito general, incluso de algunos de los más críticos por ser una forma armoniosa y colorista, pero a mi modo de ver esos son sus mayores defectos, el exceso de armonía en la forma y el uso de los colores.
El logotipo muestra un conjunto de tres personas entrelazadas en lo que puede ser una danza o practicando algún deporte y cada una de esas personas o figuras tiene un color diferente.
Esta idea, que no es nada original, ha gustado en general porque transmite armonía, pero al parece ser sus admiradores olvidan que se trata del logotipo de unos juegos olímpicos, una celebración deportiva cuyo lema es Citius, Altius, Fortius (Más lejos, más alto, más fuerte) lo que ha dado lugar a lo largo de la historia a gran cantidad de diseños memorables caracterizados por su dinamismo y fuerza, cualidades de las que carece el de Río.
Las tres figuras se entrelazan en algo similar a una cinta de Mobius y a la vista le cuesta interpretar una imagen que resultar confusa porque las líneas que la conforman vuelven sobre si mismas en un bucle sin fin, sin principio ni final, mareante, que no es reconocible hasta un segundo vistazo. Además, la tan aclamada armonía es falsa, la figura está descompensada, se cae hacia la derecha de quien la observa y pierde su tan aclamado equilibrio.
En cuanto al uso de los colores, los logotipos relacionados con grandes eventos deportivos suelen recurrir al uso de varios colores para representar la diversidad de participantes, pero el problema del logotipo de Río es que sigue la moda de los diseños tridimensionales, con lo cual sus colores no son planos sino formados a través de degradados con lo cual aparecen apagados, en sombra, en casi todo el logotipo, restándole fuerza y luz.
En cuanto a la tipografía utilizada, sin duda no es la mejor pero es acorde con la idea de suavidad y redondez de toda la imagen, aunque la separación entre los números 0 y 1 no encaja con cómo se ha resuelto el resto del texto. 
Estos pueden parecer detalles insignificantes, pero no hay que olvidar que estamos hablando del logotipo de un acontecimiento de importancia mundial, que será reproducido hasta decir basta y que acabará por estar presente en casi todos los rincones del mundo. Parafraseando a Stan Lee, es un gran poder que conlleva una gran responsabilidad, no se puede dejar ningún elemento de un diseño como este sin ser revisado una y mil veces, sin repasar cada detalle para que todo encaje a la perfección, de todos modos, si algo sabemos hacer los diseñadores es justificar nuestro diseño a posteriori, y para tal fin los autores del logotipo han creado un vídeo en el que intentan explicar el significado y el proceso de creación del logotipo. Aconsejo verlo más que nada para aprender cómo vender un producto y disfrazarlo de lo que no es. En especial me resulta divertida la asociación con el Pan de Azucar en la bahía de Río ¿Cuanta gente que se encuentre con este logotipo en lugares diversos del mundo pensará en El Pan de Azucar al verlo? Yo no, desde luego. Eso sí, reconozco que tridimensionalmente funciona muy bien, pero no es esa su función.

Pero si hay un motivo por el cual me parece que este logotipo no merece representar a las olimpiadas es por su absoluta falta de originalidad. 
Agrupar figuras de colores en un corro para representar unión, comunidad y valores similares es una idea tantas veces usada, tan trillada a estas alturas sobre todo gracias a la difusión inmediata a través de internet, que usarla de nuevo para un trabajo de esta envergadura me parece, incluso, póco ético. Es más, al logotipo de Río 2016 se le ha acusado de plagio por su parecido con el de la telluride foundation, aunque para mi ese no es más que otro logotipo adscrito a la misma tendencia.
Es en definitiva un logo correcto pero nada más. Al logotipo de los juegos olímpicos se le debe exigir originalidad, que sea nuevo y diferente a todo lo anterior, que no se ajuste a las modas. Sirva como ejemplo el logo de Londres 2012, que gustará más o menos, pero cumple con los requisitos de originalidad y diferenciación.

El ejemplo de Río 2016 es sólo una gota en un mar de logotipos clónicos a la moda. Recientemente, una empresa de la importancia de Prisa, decidió renovar su imagen corporativa y buscar un logotipo totalmente nuevo.
El anterior logotipo de Prisa era serio, tal vez en exceso, y su imago respondía a una moda que parece haber pasado, la de las figuras en tres dimensiones. Con todos sus defectos era un logo con peso y fuerza apropiado para un gran grupo empresarial. El actual es una masa informe de colores y transparencias que tanto vale para una empresa dedicada a la comunicación como para una cadena de supermercados de alimentación. Es una imagen a la moda, nada más.
Son muchos los logotipos que actualmente entran dentro de la tendencia del exceso de colores y formas abstractas, llegando a producir cierta saturación que resulta contraproducente para los clientes y para los mismos diseñadores. Antes de estos lo fueron los logotipos con biseles y antes los reflejados o los que simulaban brochazos, quién sabe cual será la próxima moda pero lo que es seguro es que pasará y será suplantada por una nueva, mientras tanto la uniformidad entre identidades gráficas será cada vez mayor y la originalidad una virtud más dificil de encontrar. Afortunadamente siempre habrá buenos diseñadores y buenos clientes conscientes de la importancia de tener un buen logotipo, diferente a los demás, que defina al cliente, no que lo convierta en uno más del montón.
               
Sirvan estos cuatro logotipos como ejemplos de una moda más

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