lunes, 16 de enero de 2012

Vender quimeras a costa del diseño

Como esos insectos que se golpean una y otra vez con el mismo cristal para alcanzar alguna luz inaccesible, la ciudad de Madrid presentará una vez más su candidatura para albergar unos juegos olímpicos, en esta ocasión los del 2020.
A pesar de los fracasos anteriores y de los gastos y molestias para los ciudadanos que cada candidatura trae consigo, el ayuntamiento lo intenta de nuevo, otra vez se lanza a la aventura y se repite la historia paso a paso, uno de los primeros es la elección de un logotipo.
No es el logotipo de los juegos olímpicos aún por conceder, sino el que representa la posibilidad de ello y para elección se recurre de nuevo al sistema de concurso público.
Se trata de un logotipo importante, representará a una ciudad en un concurso internacional frente a fuertes candidatas y no debe ser elegido al azar, con lo cual no es el sistema elegido el más indicado, sobre todo teniendo en cuenta una peculiaridad del concurso.
Según dejan bien claro las bases, los participantes en este certamen deben ser ESTUDIANTES DE DISEÑO, así, con mayúsculas. Tal decisión viene rubricada por una afirmación del COE según la cual: "Madrid 2020 quiere convertir en protagonistas a los jóvenes que buscan ansiadamente un futuro. Necesitamos sus ideas, sus iniciativas, sus propuestas y su trabajo", y todo a cambio de una beca para pagar los gastos de matriculación de los estudios artísticos que ellos elijan.

Si quienes aspiran a lograr una sede olímpica para su ciudad confían la imagen de su candidatura a quienes ahora están aprendiendo el oficio, ¿Qué no harán en las distintas áreas?
Sucedió que, nada más conocerse el fracaso de la candidatura, antes de que existiese una intención reconocida por parte del ayuntamiento de concurrir de nuevo, el colegio de arquitectos de Madrid convocó un concurso para la elección del logotipo de la candidatura aún inexistente. No fueron los deportistas, no fue ningún organismo relacionado con el turismo, no provino de estamentos oficiales, sino que fueron los arquitectos los convocantes, lo cual da mucho que pensar.
Es inevitable plantearse si tras una olimpiada es el interés inmobiliario el que maneja los hilos más que el puramente deportivo. Pero no es una reflexión que quiera desarrollar en este foro, que cada cual saque su conclusión.
Logotipo elegido por el colegio de arquitectos


De lo que si quiero dejar constancia aquí es del menosprecio hacia el diseño que manifiestan las instituciones. Recientemente saltó a primera línea de los mentideros sobre diseño que pueblan internet el caso del ayuntamiento de Lepe, en Huelva. Este ayuntamiento convocó un concurso para elegir un logotipo que identifique a la ciudad de las fresas como destino turístico, y un punto de de las bases deja muy claro que "El concurso está abierto al público en general sin limitación geográfica ni edad, estando cerrado para profesionales de diseño".
¿Es posible mayor majadería? ¿tiene algún sentido convocar un concurso de diseño que excluya a los diseñadores?

No sé de donde viene este desprecio hacia el diseño tan común en este país. Puede ser achacable a la ignorancia generalizada sobre lo que es el diseño y su importancia, puede ser cosa del descaro con que se manejan muchos políticos y dirigentes, incluso es posible que los diseñadores tengamos algo de culpa, sobre todo cuando rebajamos nuestros precios acuciados por esta crisis indigna que nos azota más que a muchas otras profesiones, pero como decía Michael Ende, esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Sobre la convocatoria del concurso para estudiantes

Sobre el concurso convocado por el COAM
Sobre el concurso de Lepe
Otro ejemplo de concurso abusivo